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Abrazando las Adversidades

Un día sufrí y lloré tanto por la ruptura de la relación que tenía, que pude notar el apego emocional que sentía por esa persona, también fui consciente que mi felicidad dependía de él. Al pasar el tiempo comencé a sanar mis heridas, a identificar y llenar mis propios vacíos emocionales, desde entonces me juré a mi misma no volver a poner mi felicidad en manos de otro persona, siendo ahora responsable mi propia felicidad y de mis emociones, e internalicé que relación más importante es la que tengo conmigo misma, al final de cuenta es con quien estaré toda mi vida, además, la persona que tenemos a nuestro lado es un reflejo del amor que nos tenemos a nosotros mismos, así que tome la decisión de conocerme, superarme, quererme, aceptarme y ser cada día mejor, comenzando el cambio desde adentro.

Hoy por hoy, soy mi propio fuente de felicidad, mi mejor amiga, el amor de mi vida y cada día doy lo mejor de mi para fortaleza y cultivar la relación que tengo conmigo misma. Abrazo mis días buenos y los no tan buenos sabiendo que todo va a estar bien y que pasé lo que pasé siempre me tendré a mi. Además, he aprendido que los contrastes de la vida nos ayudan a saber lo que queremos, a crecer, a crear mejores situaciones, emociones, personas y cosas, de esta manera vivo las adversidades desde otra perspectiva.

¿Y saben una cosa? Amo quien soy hoy, amo el ser feliz conmigo misma, amo la capacidad que tengo de generar emociones positivas por mi misma, amo el poder darme lo que necesito y quiero sin tener que esperar que alguien lo haga. Aprendí que la felicidad es un asunto demasiado personal como, para depender de otros.

Así que le doy gracias a esa persona que me hizo ver mis debilidades y sobre todo ser consciente de una de las heridas más profundas que tenía. También me doy las gracias a mi misma por haber tenido la valentía de indagar en lo más profundo de mi para reconocer y aceptar mis carencias afectivas y mis sombras . La verdad que no fue fácil, pero sí necesario, ya que gracias a eso he podido sanarlas amorosamente.

Hoy abrazo cada una de las adversidades que han ayudado a ser lo que soy.

Les regalo esta frase:

Elije bien a tu pareja, pues es el reflejo del amor que te tienes a ti misma. 

Soy responsable de mi felicidad

Desde que era muy joven, tenía la creencia que la felicidad venía de lo material y de momentos futuros. Mi mayor anhelo era tener una familia (pareja, casarme, una casa, un
carro e hijos) dado que para mí eso era la vida ideal. Creía que cuando ese momento llegara sería la mujer más feliz del mundo.

Con el tiempo comencé una relación, pero no me permitía ser feliz ya que me faltaba casarme, la casa y los hijos, etc. Luego me casé y tampoco me permití ser feliz, de nuevo me repetía “todavía te faltan los hijos para ser feliz” y así viví durante años. No lograba sentirme satisfecha ni conmigo ni con mi vida. En momentos de alegría me detenía por un momento y me preguntaba ¿estás feliz? y mi respuesta siempre eran ¡no! “todavía faltan cosas para ser feliz” y no disfrutaba el momento. Era como una lista de cosas que debía completar y cuando lograra hacer todas, era que, finalmente, iba a ser feliz, mientras tanto la vida me pasaba en frerte y yo no me permitía disfrutarla.

Luego de varios años, un divorcio, reflexionar sobre lo que realmente quería en mi vida, leer un montón de libros, escuchar audios y ver vídeos de autoayuda y superación personal, aprendí y entendí que la felicidad no es una meta sino una actitud y depende solo de mí, que la vida se vive de adentro hacia afuera, no de afuera hacia adentro, viviendo el momento presente, apreciando las pequeñas cosas de la vida. Comencé a ser consciente de que nada de lo exterior me va a ser feliz si yo no lo permito.

No fue fácil, fue un proceso necesario que debí pasar para desintoxicarme de esa creencia falsa, pero cuando por fin lo logré, comencé a disfrutar cada momento, cada vivencia y cada cosa que hacía, siendo consciente de ese sentimiento de felicidad, buscando cualquier pensamiento que me generara emoción y alegría. Hoy en día puedo decir que soy una persona feliz, aún sin ninguna de las cosas de aquella lista, soy feliz hoy, soy feliz ahora y decido ser feliz siempre. Me libero de esa tonta lista y de las falsas creencias.

Hoy ¡ME PERMITO SER EXTREMADAMENTE FELIZ!