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¿Conoces los beneficios de bailar?

Bailar no es sólo divertido, también nos proporciona múltiples bendiciones para nuestra salud física, mental y emocional. Así que hoy te comparto 7 beneficios que te aportan bailar: 

1-. Es bueno para la memoria porque te ayuda a recordar las cosas. Los científicos han descubierto que las áreas del cerebro que controlan la memoria y las habilidades, mejoran con el baile.

2-. Aumenta el autoestima y la confianza en uno mismo. El baile te da la oportunidad de expresarte a través de tu cuerpo. Te ayuda a sentirte cómoda con tu cuerpo, además, de liberar y transformar las emociones. 

3-. Bailar es la mejor terapia para sentirnos bien, ya que nos ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo. El movimiento y la danza son expresivos, esto nos permite desahogar y drenar energías. Es ese “desahogo” que ayuda a mejorar tu salud mental y emocional, reduciendo el estrés y la ansiedad.

4-. Fortalece el sistema muscular, mejora la postura, disminuye los dolores de espalda y a la vez mejora la flacidez.

5-. Ayuda a conectar contigo misma. A través del movimiento facilita la expresión de sensaciones, emociones, sentimientos y estados de ánimos de manera natural. Además potencia y fomenta la espontaneidad y la creatividad que llevamos dentro 

6-. Bailar aporta flexibilidad, fuerza y resistencia, ayudando al cuerpo estar libre de lesiones . Mejora la destreza y las habilidades que son muy importantes para la salud en general.

7-. ¡TE DIVIERTES! Además de todos sus beneficios físicos, mentales y emocionales te la pasas muy chevere. Es casi imposible bailar sin reírte, esto te pone en un estado de alegría verdadera y genuina. 

¡A BAILAR SE ADICHO!

Cuando bailas puedes disfrutar el lujo de ser tú misma.

-Paulo Coelho

Miedo al qué dirán

Para mí era muy importante la opinión de los demás, de esta manera vivía complaciendo las expectativas de las personas, fingiendo cosas que no sentía ni pensaba. En algunas ocasiones prefería quedarme callada para no expresar mis ideas y opiniones, de este modo no hacía nada que me hiciera ver que estaba en desacuerdo con las personas, todo para quedar bien ante la gente. Cuando quería decir No; decía si y cuando quería decir Si; decía no. Siempre buscaba pasar desapercibida. Me costaba hacer amigos y socializar con otras personas, si tenía  dudas o no entendía, no me atrevía  alzar la mano y preguntar, mucho menos decir que no entendía…¡No que va decir la gente! ¡Qué van a pensar de mí! estos eran mis pensamientos la mayor parte del tiempo. 

En varias ocasiones me auto-exigía para hacer las cosas de manera “perfectas o correctas” para los demás y (según yo)  no decepcionarlos. De esa manera iba viviendo una vida que no era la mía, intentando ser alguien que no era. Me reprimí tanto, que luego no sabía quién era yo.

Toda esta situación era una angustia silenciosa, ya que vivía una vida limitada por el pánico ante  los  “malos” comentarios de los demás. Mi voz crítica, haciendo de las suya, tenía muchos pensamiento negativos hacia mí misma, creyendo que yo era mis pensamientos, como por ejemplo; tú eres así y punto, no hay de otra, si haces algo diferente te verán falsa, tú no eres así, no eres inteligente, los demás son más importante que tú, entre otras. Estos pensamientos me paralizaban, impidiendo vivir mi vida. 

En mi caso todo esto tenía que ver con mi baja autoestima, inseguridades, falta de amor propio, necesidad de aprobación y el no sentirme suficiente, ya que me sentía inferior al reto de las personas.  Yo sentía que todos eran más importantes que yo,  por esta misma razón no expresaba lo que pensaba, porqué (según yo) no tenía nada interesante, importante o “correcto” que decir. Si algo me molestaba, me sentía triste o estaba pasando por alguna adversidad no lo compartía con nadie, no querían que vieran mi lado vulnerable. La verdad tenía mucho miedo a ser  criticada o juzgada.

No les diré que es un miedo superado, ya que aún sigo trabajando en ello, me falta mucho por recorrer.  Para mi el miedo no es como una mancha que se limpia y listo, sólo que ahora he aprendido a manejarlo, hago las cosas a pesar del miedo, ya no permito que me controle. Ha sido todo un proceso y un trabajo bastante retador el llegar a donde estoy hoy, en algunas ocasiones se vuelve una guerra interna con mi mente, sin embargo, recuerdo que  mis metas son  más grandes que mis miedos, esto me impulsaron hacer todo lo que hago.

Quiero compartirles mis aprendizajes en este largo camino, pero no quiero hacer el texto más extenso, así que se los comparto en el próximo blog 😉 Saludos